25 - Martes 21 de abril de 2011 - Coyhaique

En Coyhaique pasé 11 días. 11 días que me pasaron volando, pero de esos que, al mismo tiempo, parece que son meses.
Es la ciudad más grande de toda la Carretera Austral y supone un oasis dentro de ella: tiendas con (casi) de todo, una biblioteca enorme, gente "moderna", comunidad escaladora motivada, buena conexión a internet y una tienda de bicis bastante completa.
En ella por fin compré una parrilla trasera y me deshice de la vieja que, contra todo pronóstico, aguantó 300 km de ripio con los remiendos que le hice con alambre.

También hice un trueque de pastillas de freno (aquellas que traje yo y que no se correspondían con el freno que traigo) y de mi manillar por uno de mariposa, para ver si me soluciona el tema del adormecimiento del brazo derecho. Lo solucione o no, en cuanto vuelva voy a tener que ir al médico, porque muy normal no creo que sea: en este largo descanso apenas cogí la bici más que para hacer recados por la ciudad y sigo despertándome cada 2x3 con el brazo dormido hasta el codo.
Volví a ver a Mauro porque, aunque yo llegué mucho más tarde de lo rpevisto, la Carretera Austral se había cortado definitivamente después de nuestro paso por la crecida del río y un oportuno argayo, lo que le brindó la posibilidad de quedarse más tiempo viendo a su moza. Así que pasé 2 días con él, con Natalia y con los jipis bioclimáticos que están haciéndose casas de adobe, algo que sigue sin entrarme en la cabeza en un clima tan lluvioso.
También volví a ver a Uti, Jesu, Cata, Franco y Sergio varias veces: un asado multitudinario en casa de Cata y Franco, visitando el vivero de peonias y gencianas de Uti y comiendo las inusuales pizzas de Mamma Gaucha, la pizzería de Cata y Franco.A través de Jorge, el del cámping de Cerro Castillo, contacté con escaladores de aquí y, después de varios intentos, por fin fui a escalar (con cuerda, conglomerado de basalto).

Con toda la roca que hay por aquí realmente no hay casi nada equipado, y aunque estuvo viviendo aquí un catalán -el Pere- que equipó prácticamente todo, desde que marchó no le han tomado el relevo en cuanto a obsesión. Así que las escuelas tienen grados muy variopintos y es prácticamente imposible escalar gradualmente de fácil a difícil, teniendo que meterse en el bacalao directamente, sin calentar ni nada.
Pasé bastante tiempo con el Richar y el Fito (un chavalín de 14 años que ya está probando 7b)

en casa con la familia de este último, tomando unas once (merendando) y charlando sobre la mejor manera de hacer su rocódromo. También me enseñaron a preparar el mate y las complicadas reglas sociales asociadas.
Y, por supuesto, también comí, cené y bebí con la gente de Casa Natti, donde me alojé. Con las fgansesas -de incahuella-,

Iom -mi tatuador favorito-,

Yoshi -otro japonés más dando la vuelta al mundo en bici-, un personaje que se hace fotos en pelotas en todas partes y come principalmente lo que pesca (peces que pesca, quiero decir),

los señores franceses -del camión 6x6, acojonante-

Furgoneteros, esto sí que mola
Liran y la moza, Susana la inlgesa, Jaime, los del curso de progresión en glaciares (Islandia, Canadá, Inglaterra), la pareja francesa que se han hecho Alaska-Coyhaique en 11 meses (!!!!)...
Todo esta retafila de nombres no es para fardar, sino para explicar quye estuve como dios. Conocí a medio pueblo y al final hasta me paraba por la calle.
Siempre que viajo me planteo cómo sería vivir en los sitios por los que paso. Supongo que os pasará a todos. Normalmente ninguno resiste la comparación con mi Asturias, pero Coyhaique no parece mal sitio: roca por todas partes, montañas para bici y para alpinismo (ups, andinismo), bosques sin fin, ríos y lagos por si de una vez me decido por lo del kayak, una biblioteca enorme y la gente más maja & culturizada que he encontrado desde que empecé el viaje. Si alguna vez tuviera que irme de Asturias (Belcebú no lo quiera) este podría ser el/un sitio.
También comí dos cosas que hasta entonces sólo conocía de oídas y tenía muchas ganas de probar:
1.- los piñones de pehuén, que tosté como si fueran castañas, están riquísimos y combinan muy bien con casi todo
2.- locos, unos moluscos parecidos a las llámparas, enormes (como todo el marisco por acá), muy difíciles de conseguir por las vedas y que están exquisitos
También aproveché para hacer la receta que me mandó Fátima: solomillo de cerdo con coca-cola que, aunque suene raro, está como ella misma dice for licking the fingers.
Aunque lo pasé piola (guay del paraguay), esta vez no tengo nada especialmente cachondo que contar. No sólo eso, sino que tengo una anécdota chunga: algún hijo de puta con todas las letras -desde la h hasta la a, pasando por la j y por la p- me robó el sillín de la bici con la tija (el palo que lo sujeta) incluida. Dentro de la tija llevaba, además, 4 radios de repuesto.
Hace poco decía que tenía una confianza total y blablabla. Pues ya no. Fui a escalar, solo, a un bloque cerca del río y aunque había medio escondido la bici y estaba a menos de 15 metros de mí, ni me enteré. ¡Y menos mal que la había candado a un arbusto! Luego ya me dijo todo el mundo que cómo se me ocurría, que a esa zona van los flaites (macarras) a curarse (emborracharse) y que claro... Grrrr. Me da mucha rabia, sobre todo porque ya no voy a estar tan tranquilo, pero bueno, me sirve para estar más atento. Pillé un sillín mierdoso a la espera de, definitivamente, comprar un Brooks.

Aquí estaba yo, haciéndome fotitos

Tanto tiempo pasé que acabaron incluyendo mi tienda
y mi bici en el nuevo cartel de Casa Natti

A este lo conozco...

Esta va para Casca

2 comentarios:

mctitiritran dijo...

Así que Mcgiver acabó en Coyhaique, y abrió una cerrajería...se veía venir. Si vas a tener razón y va a resultar un buen sitio para quedarse una temporada. Muchos besazos Miguel

YO, ME, MÍ, CONMIGO dijo...

Gracias Chanti. A ver si me dan un poco de calorín, que la cosa se está poniendo bastante invernal.

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