20 - Martes 23 de Marzo - El Chaltén-Villa O'Higgins

Por fin salí de El Chaltén. El día anterior se fueron los demás ciclistas, pero me parecía demasiada antelación y preferí quedarme un día más para escalar. Luego descubrí que habían hecho muy bien siendo así de previsores, pero no adelantemos acontecimientos...
Después de 40 km bajo una lluvia persistente llegué al barco que cruza la Laguna del Desierto, el lago de la parte argentina, y resulta que el agua estaba muy mala y no pudo zarpar. Malo, muy malo, porque si no salía la mañana siguiente tendría que volver a El Chaltén y quedarme una semana más.
No pasaría nada, pero una semana es demasiado. Además, el barco zarparía a las 10:30, llegaría al otro lado a las 11:30 y tendría 6 horas para hacer el camino del otro lado que es muy famoso entre los viajeros ciclistas por ser muy jodido, aunque a lo largo del viaje he oído muchas versiones diferentes. Los del barco me aseguraron que al día siguiente me daría tiempo de sobra, pero no me fié mucho.
No me quedó más remedio que dormir en un cámping, sin posibilidad ninguna de secar la ropa, que con este frío no mola nada ponérsela por la mañana.

A partir de aquí reproduzco las páginas de mi diario escritas al día siguiente:

Tras una tensa espera llegan los tripulantes y sí, hoy sale el barquito. De puta madre. No sé si llegaré al otro barco, pero si tengo que estar una semana al otro lado, ya me entretendré de alguna manera. Un vasco me contó en El Chaltén que hace 3 años tuvieron que esperar 2 días a que llegara el barco, pero que se había juntado un montón de gente y que se formó una pequeña comunidad: unos pescaban, otros iban a por leña, compraron una ternera y la asaron... Vamos, que estuvo encantado con la espera.

En el barco soy la atracción de un grupo de americanos. Su guía me cuenta que ha estado varias veces en Picos, que ha subido al Urriello por la sur y que es amiga de los argentinos que curran todos los veranos en el Refugio de Urriello (el famoso lobby argentino del refu).

La Laguna del Desierto es una pasada: mide 12 km de largo y menos de uno de ancho y tiene glaciares colgados en la ribera izquierda. Es un nombre muy curioso para un lago en medio de un vergel (uy, he dicho vergel). Llegamos al otro lado y los americanos dan un paseíto antes de vovler en el mismo barco. Yo entro en la gendarmería para registrar mi salida del país (una vez más) y me voy por el camino que me indica el gendarme.

La primera en la frente: no puedo empujar al bici con todo este peso por este camino en trinchera tan pindio. Ha llovido fuerte durante las últimas 36 horas y hay MUCHO barro. Me han dicho que lo jodido son los primeros 500 m. Bueno. Quito las alforjas traseras y camino con ellas un tramo, las dejo y vuelvo a por la bici, subo la bici, la dejo y vuelvo a por las alforjas, las dejo y voy a por la bici... Al final me doy cuenta de que esto es una locura y que así me voy a eternizar, así que después de un km y medio cargo todo en la bici excepto la mochila, que ya empieza a pesar un quintal con todos los libros que estoy acumulando (¡qué vicio tengo, dios mío!) y que me cargo en la espalda. Me encuentro a un caminante y le doy un poco de conversación. Poco a poco voy avanzando. Escalones, raíces, piedras, riachuelos, barro hasta la rodilla, todo cuesta arriba. Se me cae la bici encima varias veces, me atrapa la pierna haciendo tijera con el manillar, el gemelo derecho con una rozadura a todo lo largo por lo golpes contra el pedal izquierdo. Hace frío, pero voy en camiseta y sudando. En el primer río me descalzo. En los siguientes ya no. Barro hasta las corvas. Dos pasos adelante y uno atrás. Y el camino no mejora en ningún momento. Sé que son 7 km, que parece que va a ser poco, pero esto es un infierno. No paro a beber ni comer porque voy con mucha prisa, todo lo rápido que puedo. Tengo que coger ese barco como sea. Más golpes, más arañazos. Me encuentro a otro caminante pero casi ni le miro. Tengo los brazos agotados de empujar, tirar, arrastrar la bici. El camino es guapísimo, un bosque precioso y los pájaros se acercan hasta casi dejarse tocar, pero no puedo admirarlo porque tengo que coger ese barco. En los pocos momentos en que puedo pensar algo que no sea empujar la bici me imagino a la gente de Aguirre transportando aquel barco por la selva a mazónica. Eso sí que es jevi. El freno delantero ya no frena. El barro debe haber desgastado las pastillas. Y al trasero no sé qué cojones le pasa que bloquea ligeramente lqa rueda. Pienso en soltar el cable, pero necesito al menos un freno para que la bici no se caiga hacia a trás. Doy gracias a Santa Bárbara de que hoy no llueva. No quiero imaginarme esto mismo con lluvia. En un cruce de río se me cae la bici y una de las alforjas delanteras se peta de agua. Observo con horror que un palo del portabultos se ha roto en el punto de soldadura. Ya lo arreglaré en la cima.

Por fin llego al collado. Han sido 4 horas y media sin parar. Luego calculo que la velocidad media ha sido 1,55 km/h. Me encuentro con un grupo de 10 ciclistas superalegres. Flipan cuando me ven aparecer así, todo embarrado y agotado, y les cuento por encima lo que les espera, aunque en su caso es bajada. Me permito el primer descanso. Son las 16:00 y me dicen que el resto son 12 km de pista buena y en bajada, que no me llevará ni una hora, y que creen que el barco es a las 17:30, pero que no me fíe. Hago un repaso general de la bici y pongo bridas en el protabultos trasero. Sigo con la mochila puesta para no cargar el portabultos demasiado.

Pista buena y en bajada... ¡los cojones de Mahoma! Piedra suelta, arroyos, cachos con barro y sube y baja continuo con predominio de subida durante 8 km. No sólo las bridas se rompen sino que empiezan a romperse todos los puntos de soldadura del portabultos, uno de trás de otro. Voy sin freno delantero y el trasero me bloquea la rueda. En las paradas que hago para seguir poniendo bridas pierdo primero la navaja y luego la multiherramienta. Mecagonróssssssss. Finalmente se rompen tantos palos de portabultos que se vence y bloquea la rueda trasera. Cuando por fin llegan los últimos 6 km, estos sí de verdad de bajada, me viene hasta bien, porque ahora ya voy sin frenos. El trasero no funciona con tanto barro acumulado. Mucha piedra suelta y muy pindio. Empieza a oler a quemado. No sé qué será, pero me da igual, sigo. Cuando por fin veo el lago miro el reloj y son las 18:00. Avanzo un poco más y veo el barco en medio del lago, alejándose en dirección a Villa O´Higgins. ¡Maldición, no lo conseguí! Me relajo, pero no demasiado porque la bici ya no rueda. Está totalmente bloqueada y tengo que empujarla, cuesta abajo, hasta el puesto de carabineros chileno.

Antes de entrar a sellar el pasaporte me tiro en un pradín, agotado, al sol, contemplando el lago y las montañas, que son espectaculares. Los carabineros me convidan a un café y un pequeño bocata. Qué bien me entran.

A pesar de todo, disfruté como un cabrón. Y me acuerdo de Borja, porque sé que le habría encantado.

Los carabineros me confirman que no hay barco en una semana, pero le pregunto sobre algo que había oído de un barco de Vialidad (como el Ministerio de Fomento) gratuito y me dicen que, ah, sí, que es verdad. Sería cojonudo porque me ahorraría las 40 lucas.
Llego a una zona de acampada frente al lago y ahí están Tim y Joe, los del tándem, que aunque llegaron ayer a tiempo para el barco, han preferido esperar para el posible barco gratuito.
Allí estuvimos 4 días esperando al barco.

Tuvimos una sensación total de náufragos en una isla desierta porque en muchos kilómetros a la redonda sólo estábamos nosotros 3, el puesto de carabineros (muy dicharacheros y encantados de ver gente nueva que hable español), y la familia del cámping (parcos como sólo los patagones saben ser). Todos los días por la mañana y por la tarde recorría el km y medio que nos separaba del puesto de carabineros para preguntar por las nuevas sobre el barco de Vialidad y los datos iban cambiando con cada nueva visita. Una de las noches me invitaron a cenar. El primer día después de la gesta fue estupendo, pero a partir de ahí hizo malísimo y la cota de nieve se iba acercando peligrosamente a la altitud del cámping, así que nos pasamos los días casi sin vernos, metidos en nuestras tiendas. Pero yo, teniendo comida, libros y un techo para que no se desplome el cielo sobre nuestras cabezas, estoy bien en cualquier sitio.

Durante esos días hago un repaso de los daños en la bici y alucino con la parrilla trasera. Están todas las solduras sueltas. Como no encuentre una parrilla nueva en Villla O'Higgins (bastante dudoso: 400 habitantes y el culo de Chile) no voy a poder seguir en bici. Además perdí una de las navajas y la multiherramienta, que es imprescindible aunque puedo pillar un juego de llaves allen.
Yo ya era fan de las cubiertas CST (chinas y baratísimas), pero a partir de ahora aun más.

Con razón olía a quemado. Pero tendríais que ver cómo quedó a parte contratante de la parrilla. El aluminio es un blandengue

De repente una mañana oímos el motor de un barco. Salimos los 3 corriendo de las tiendas para acercarnos al acantilado al más puro Robinson Crusoe. Sólo nos faltó hacer una fogata y agitar nuestras camisas raídas. En realidad bajábamos acojonados, porque teníamos todo sin recoger y no nos daba tiempo a cogerlo. Luego resultó que era el barco de pagar, que hacía un viaje extra de abastecimiento a los pobladores de las riberas del lago. Pero en mi visita mañanera a los carabineros me dicen que el nuestro llega hacia las 14:00. Vuelvo a comunicar la noticia a mis dos Viernes y nos ponemos a recoger. Estamos en mitad de la operación cuando volvemos a oír un motor de barco. Rápidamente bajamos y conseguimos subirnos a tiempo. ¡Estamos salvados!

A pesar de ser en un lago, la travesía, esta de casi 5 horas, fue bastante movida con olas jevis de frente. De hecho, Joe se puso bastante malu y no abrió la boca en todo el trayecto.
Por fin desembarcamos en Villa O'Higgins, la última población de la Carretera Austral, y me dirjo a El Mosco, el albergue regentado por un gallego del que ya he oído hablar y al que me apetece conocer.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

me encanta leer como batallas con el camino!
viento, barro, lluvia, pendientes, bici.

un abrazo!!

pQ

Anónimo dijo...

Basta ya! necesitas vocabulario!!
Sinónimos de vergel de wordreference:parque, jardín, bosque, huerta, selva,vega, umbría, oasis, prado, edén...
Un abrazo
Fdo: A menina da guardachuva

YO, ME, MÍ, CONMIGO dijo...

Hola L
Lo del vergel es una vieja broma fontanera relacionada con un ex-vecino tuyo de calle. Creí que te la había contado.
Peque, estoy echando unos cuádriceps de flipar. Ya verás en el mecagondiós la próxima vez.

Anónimo dijo...

Pensé que era porque en la charla-audiovisual en el clandestino de un viaje africano tuyo que recuerdo dijiste 800 mil veces más una vergel!!

Anónimo dijo...

....Y LOS CABALLOS CAMINARON SOBRE LAS AGUAS.
MIGUEL 14, 22-36.

YO, ME, MÍ, CONMIGO dijo...

Cuando vi los caballos en medio del lago fue lo primero que pensé. Luego ya me di cuenta de que había gato encerrado y que era una compleja máquina movida por eso de la internet la que les sujetaba por debajo del agua. Estos argentinos...

YO, ME, MÍ, CONMIGO dijo...

L, te cuento lo de vergel en persona, que como me oiga uno que yo me sé, corro serio peligro.

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