Hoy estoy de día de descanso en Río Grande. Por fin empecé hace 4 días. Las dos primeras etapas fueron de unos 50 km cada una, con un pequeño puerto el primer día que se dejó hacer muy bien. Más o menos uno de cada 5 coches o camiones pitan para saludar (uno de cada dos en el caso del puerto), lo que por una parte rompe la monotonía del pedaleo y por otra da ánimos. Sin embargo, en las rectas del llano algunos camiones pitan para que te apartes, y ya he tenido algún susto seguido de improperios por ambas partes.
Sin embargo, la etapa de ayer fue bastante jodida. Ya salí de la zona de montañas para entrar en el llano. Hice 115 km, de los cuales 40 fueron con el viento en contra y 10 de costado. El viento no fue especialmente fuerte, pero lo suficiente para cagarme en todo. Llegué a Río Grande agotado. Pero satisfecho, claro. Según parece, el turrón duro empieza mañana y durará las próximas 15 etapas más o menos. Estoy consultando el windguru (que, por cierto, es un flipe) y pinta bastante mal.
No estoy teniendo muchos problemas, salvo que se me duermen la mano y el antebrazo derechos y también otra zona del cuerpo. Tengo que regular mejor las alturas y distancias para que no se me duerma nada de nada, que no mola.
Por cierto, aquellos que venían de Alaska que encontré en Ushuaia no sé qué armaron durante la celebración del fin de viaje, pero una de ellos, el de Quebec, durmió en el calabozo (creo que no le funcionó lo de Kierkegaard) y a otro lo vino a buscar la policía al cámping el día siguiente. La verdad es que iban como mihuras, porque a mediodía ya estaban cada uno con una Quilmes de a litro y otra preparada, bebiendo con avidez extrema. El quebecuá tenía cara de preocupado el día que marché. Por lo visto tiene un juicio un día de estos. Ni los rusos saben celebrar así de bien.
La primera noche dormí junto al Lago Escondido en un chamizo de troncos y tela de saco que encontré en medio de un bosque.
Pasé bastante frío por la noche, pero es que cuando me levanté mis botellas de agua estaban congeladas ¡en pleno verano!
La información se va pasando de unos a otros y casi todos los ciclistas dormimos en los mismos sitios. Por ejemplo, en Tolhuin hay una confitería (Panadería "La Unión", llena de fotos del dueño con famosos -bizarro-) cuyo dueño tiene preparada una habitación en el almacén para que duerman gratis los ciclistas.
Para satisfacer la curiosidad de un amigo de Oviedo que vive en Valencia que tiene un bar y cuyo nombre voy a omitir por petición expresa del interesado (y yo eso lo respeto muchísimo) diré que hay muy pocas chavalas viajando por aquí, y menos aun solas. Me han contado de una vasca que viaja en bici sola, pero debe de ser la única. Entre eso y los adormecimientos...
Carlos, hermano, te dedico estas siguientes fotos.
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