Viernes 28 de enero de 2011 - Ushuaia-Río Grande

Hoy estoy de día de descanso en Río Grande. Por fin empecé hace 4 días. Las dos primeras etapas fueron de unos 50 km cada una, con un pequeño puerto el primer día que se dejó hacer muy bien. Más o menos uno de cada 5 coches o camiones pitan para saludar (uno de cada dos en el caso del puerto), lo que por una parte rompe la monotonía del pedaleo y por otra da ánimos. Sin embargo, en las rectas del llano algunos camiones pitan para que te apartes, y ya he tenido algún susto seguido de improperios por ambas partes.

Esas dos primeras etapas no me resultarton especialmente difíciles. Fueron cortas y con muy poco desnivel. La carga se lleva bien y cada poco hago paradinas para ver bichos (pájaros, castores...; el primer guanaco que se me cruzó en la carretera me hizo ilusión, pero al final se les quita la gracia, porque hay cienes y cienes) o hacer fotos de cosas que me hacen gracia.
Sin embargo, la etapa de ayer fue bastante jodida. Ya salí de la zona de montañas para entrar en el llano. Hice 115 km, de los cuales 40 fueron con el viento en contra y 10 de costado. El viento no fue especialmente fuerte, pero lo suficiente para cagarme en todo. Llegué a Río Grande agotado. Pero satisfecho, claro. Según parece, el turrón duro empieza mañana y durará las próximas 15 etapas más o menos. Estoy consultando el windguru (que, por cierto, es un flipe) y pinta bastante mal.
No estoy teniendo muchos problemas, salvo que se me duermen la mano y el antebrazo derechos y también otra zona del cuerpo. Tengo que regular mejor las alturas y distancias para que no se me duerma nada de nada, que no mola.

Aquí también tienen esa bonita costumbre de disparar a las señales. Entre esto......esto...
...esto...
...y esto, me siento como en casa
No me estoy encontrando demasiada gente en bici. Más o menos uno cada día, y siempre en dirección contraria a la mía. Realmente ese es el sentido óptimo para un viaje como este, porque se hace la mayor parte del trayecto con el viento en popa, pero como empecé en estas fechas, si lo hiciera de norte a sur me pillaría el invierno en la Patagonia, lo cual es muy poco recomendable a no ser que se quiera hacer una machada de verdad. Me han dicho que hay varios ciclistas haciendo el viaje en mi mismo sentido, pero a esos será más difícil encontrarlos. No obstante, por lo que veo mucha gente (como yo) remolonea y se queda más de un día en un mismo sitio. Pero los que me voy encontrando son casi todos gente que lleva años viajando. No entiendo bien cómo se lo montan, la verdad, y me da bastante envidia (de la mala).
Por cierto, aquellos que venían de Alaska que encontré en Ushuaia no sé qué armaron durante la celebración del fin de viaje, pero una de ellos, el de Quebec, durmió en el calabozo (creo que no le funcionó lo de Kierkegaard) y a otro lo vino a buscar la policía al cámping el día siguiente. La verdad es que iban como mihuras, porque a mediodía ya estaban cada uno con una Quilmes de a litro y otra preparada, bebiendo con avidez extrema. El quebecuá tenía cara de preocupado el día que marché. Por lo visto tiene un juicio un día de estos. Ni los rusos saben celebrar así de bien.
La primera noche dormí junto al Lago Escondido en un chamizo de troncos y tela de saco que encontré en medio de un bosque.

Primer campamento gitano
Pasé bastante frío por la noche, pero es que cuando me levanté mis botellas de agua estaban congeladas ¡en pleno verano!
La información se va pasando de unos a otros y casi todos los ciclistas dormimos en los mismos sitios. Por ejemplo, en Tolhuin hay una confitería (Panadería "La Unión", llena de fotos del dueño con famosos -bizarro-) cuyo dueño tiene preparada una habitación en el almacén para que duerman gratis los ciclistas.

Emilio, al que no conocí porque estaba de viaje, es ciclista e hijo de emigrantes malagueños. Aunque no estaba, nada más verme entrar con pinta de ciclista los empleados me dijeron que me podía quedar, sin yo preguntar nada. Mola. Aquí en Río Grande todos los ciclistas venimos al Club Náutico, un sitio para dormir en colchón, con cocina, parrilla, gente muy maja y ¡rocódromo!
Para satisfacer la curiosidad de un amigo de Oviedo que vive en Valencia que tiene un bar y cuyo nombre voy a omitir por petición expresa del interesado (y yo eso lo respeto muchísimo) diré que hay muy pocas chavalas viajando por aquí, y menos aun solas. Me han contado de una vasca que viaja en bici sola, pero debe de ser la única. Entre eso y los adormecimientos...


Carlos, hermano, te dedico estas siguientes fotos.

Esto es del Gauchito Gil

Y esto de la Difunta Correa Ampliad las fotos para que veáis el tipo de ofrendas

¿Escarcha pop?

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