Gracias al anónimo que solventó el misterio del oleaje de Pascua. Muy lógico, una vez explicado así de clarito, pero me tuvo rucado durante unos días.
Esta para mí
En Santiago me alojé en el mismo hostel donde había estado antes de la Isla de Pascua y donde había dejado la mayor parte de mi equipaje. Llegué cansadísimo de la Isla. De hecho, tardé exactamente 3 días en recuperar (y no voy a hacer otra vez la gracia de la energía). En los hostels, con sus dormitorios comunales, es muy difícil dormir la mañana. A eso se une que llegué de viernes y durante el finde salí las dos noches con gente que había conocido en la Isla o con gente del hostel. Sin grandes desfases (eso vendría el finde siguiente), pero suficiente para no recuperar.
El lunes por fin me puse en plan de buscar una nueva bici para continuar viaje. En casa de una gente conocí a una chavala que está muy metida en el asociacionismo en general (y en particular, en una asociación que tiene un nombre muy cachondo) y me propuso que pidiera ayuda a las varias asociaciones de ciclismo urbano que hay en Santiago. Alterné el contacto asociativo con incursiones en las tiendas de bicis repartidas por la ciudad y una página web de artículos de segunda mano tipo ebay. Al mismo tiempo en el hostel dos personas diferentes me ofrecieron venderme sus bicis. Además Reinaldo, el paisano que conocí en Pascua, se puso en contacto conmigo para regalarme una bici. Y, por supuesto, también pregunté a todo el mundo que conocía o que iba conociendo.
En una de las tiendas, Nación Pedal (luego hablaré más de ella) incluso me hablaron de la posibilidad de contactar con Oxford, una marca chilena de bicis, para que me patrocinaran regalándome una. No sonaba tan descabellado, puesto que hicieron eso con un español que perdió bici + equipaje en el maremoto del año pasado. Mi circunstancia era un poco diferente y menos dramática, pero me propusieron aderezar un poco la historia para dar algo más de pena.
También en Nación Pedal me dijeron que fuera el fin de semana al Mercado Persa, un rastro popular donde un fulano vende bicis robadas y podría encontrar la mía. En previsión fui a Carabineros a presentar la denuncia por el robo (que no había hecho en su momento), pero ellos mismos me dijeron que aunque la encontrara tendría que presentar algún papel que demostrara que era mía. O sea que no.
Conclusión:
- En las tiendas no encontré nada decente de segunda mano. Y tampoco nada bueno, bonito y barato de primera.
- Las dos bicis que me vendían en el hostel no me convencían por precio y por la cantidad de tiempo y dinero que tendría que invertir para dejarlas medianamente presentables.
- A través de las asociaciones me llegaron algunas ofertas de bicis, incluso algunas regaladas. Pero ninguna me valía. Muy guay, la verdad. Y demuestra que el corporativismo ciclista funciona.
- La bici de Reinaldo tenía unas cuantas movidas raras que no entendía y que no sabría arreglar en caso de emergencia, por lo que con gran pena y hondamente conmovido por sugesto, se la tuve que devolver.
- Lo de Oxford quedó en nada.
- Y en el Mercado Persa, enorme y muy popular no encontré mi bici. Y, por supuesto, no iba a comprar una robada.
Finalmente me decidí por una que encontré en internet. Un chollo, de 2009, prácticamente sin usar, por menos de la mitad de lo que cuesta de paquete, y bastante mejor que la mía para viajar: ruedas de 29'' y un cuadro a medio camino entre la btt y la de carretera. No voy a poder hacer bici de montaña en las paradas, pero voy a rodar mucho mejor. No me alegro de que me robaran mi pobrecita Conor, pero he mejorado.
¡Mi nueva chancha!
Una vez que tuve bici nueva sentí un relajo y una paz interior indecibles. No es que hasta ese momento anduviera por la gran ciudad arrastrando los pies con la mirada perdida viendo pasar otras bicis, pero sí que le dediqué mucho tiempo y mucha cabeza al tema.
En Nación Pedal me prestaron la herramienta para hacer el tuneado, me vendieron el material más barato y se inventaron alguna chapucilla para adaptarla. O sea, de puta madre.
Foto cortesía de Claudio ¡Gracias Claudio y gracias Nación Pedal!
Mi relación con Nación Pedal nació de la siguiente manera: después de seguir por la prensa lo que resultó ser el aburridísimo Tour de Francia de este año, el día que Samu alcanzó la gloria en Luz Ardiden, decidí que tenía que ver de alguna manera las etapas de los Pirineos y de los Alpes. Ese día, un jueves, pregunté en las tiendas de bicis que me tocaba visitar cómo podía hacerlo, y hete aquí que en Nación Pedal me dijeron que fuera por allí y la viéramos en internet. Así que el día siguiente por la mañana (aquí las etapas terminan a las 11:00) fui, y a partir de ahí pasé casi todos los días por la tienda.
Puedo afirmar sin temor a equivocarme que durante toda la semana siguiente fui el típico cliente-colega brasas de tienda de bicis (figuras equivalentes las hay también en las tiendas de discos y en los talleres de motos) que se pasa la mañana o la tarde pululando por el local, distrayendo a los currantes con sus preguntitas o sus comentarios o, simplemente, interrumpiendo el paso. Lo que pasa es que Nación Pedal es un sitio que se presta mucho a eso y yo no era el único. Es una tienda/taller muy bien situada, de bici urbana, y que organiza muchas movidas relacionadas, con lo que al cabo del día pasa mucha gente por allí.
Ya desde el primer día hubo muy buen rollo. Tan es así que esa misma noche salí con uno de ellos, Cristóbal, y acabé volviendo a casa (el hostel), satisfechísimo, a las 9 de la mañana. ¡Qué ganas tenía de una buena juerga!
El miércoles por la noche fui a jugar a bike polo (como el polo de los caballos, pero en bici) con los fixiecleteros de Santiago y montando mi nueva bici. Casi casi casi metí varios goles, y en uno de esos casis el hambre de gol hizo que me fuera contra un muro, frené de alante y la bici me hizo tijera contra la pierna, dejándome cojo y luego progresivamente medio-cojo durante 10 días. ¡Pero qué bien lo pasemos!
El siguiente -y último- sábado me invitaron a un cumple y seguí metiéndome en el mundillo fixiecletero de Santiago (sí, Fer Duarte, ahora soy un guay de esos).
Toda la búsqueda y adaptación de la bici la alterné con ajuntamientos con gente de otros ámbitos. Entre otras cosas me vi unos cuantos partidos de la Copa América (de júrgol). Los de Brasil con brasileiros, los de Argentina con argentinos y los de Chile con chilenos. Ya he dejado de sorprenderme con estas cosas mías.
Esta vez más que nunca desde que empecé el viaje me dio la impresión de ser un habitante más de la ciudad. Conocí a mucha (muchísima) gente de forma exponencial -tanto en cantidad como en buenrollismo-, llegué a controlar perfectamente la zona del centro y me moví, en general, como pez en el agua. Quedé encantado con la ciudad y me jodió marchar, pero sé que volveré. Creo. Algún día. Sí.
Coni en bicicleta
Los fines de semana los parques se llenan de gente haciendo cosas. Lo que más abunda son chorbos practicando artes marciales, grupos grandes ensayando coreografías tipo Mtv y parejas morreando. Pero hay de todo. Mucha vidilla. Además, el tiempo acompaña bastante. Aunque sea pleno invierno hay días de pantalón corto.
Un parque lleno de blocones: trial y búlder
Un día fui a ver el Museo de la Memoria, en el que se expone bastante bien toda la movida del golpe de estado y los años de la Junta militar. En la primera sala hay una lista de todos los museos de la memoria que hay en el mundo. Pero claro, el de España no sale porque en España no hay. Y quien dice Badajoz dice Paracuellos.
Aprovecho aquí para contar que, como en España, aquí sólo habla sin venir a cuento con desconocidos (o sea, yo) de esos años la gente de derechas. La gente de izquierdas evita cuidadosamente el tema, a no ser que se les pregunte directamente. Sin embargo, como me parece un tema asaz delicado, yo pregunto poco.
Una cosa que quizás no sabéis y que a mí siempre me ha confundido un poco es que Pinochet dejó voluntariamente el poder después del Plebiscito de 1988, en el que se preguntó al pueblo si quería seguir con el régimen o convocar unas elecciones democráticas (ganó lo segundo), plebiscito que estaba obligado a convocar por la constitución redactada por la propia Junta poco después del golpe. Este es un argumento esgrimido por los pinochetistas para demostrar que Pinochet vino a salvar el país de la barbarie y, cuando terminó su trabajo, acató la voluntad popular. En fin...
Dos cosas que me llamaron poderosamente la atención de Santiago:
- Cosa nº 1: la cantidad enorme de lesbianas adolescentes que se ven por las calles y los parques. Choca sobre todo porque prácticamente no vi parejas de tíos.
- Cosa nº 2: el sentimiento de culpa de muchos santiaguinos por el robo de mi bici. Os podéis imaginar la cantidad de veces que conté mi historia durante esos días. Pues casi invariablemente la reacción de la gente, aparte de la lógica empatía, estaba relacionada con una especia de responsabilidad compartida. Por más que les decía que una bici es el objeto más robable y robado que hay (junto con las pilas y las cuchillas de afeitar) y que eso pasa en todas partes, casi siempre me decían: "ya, pero fue aquí en Santiago".
Después de un mes tras mi llegada a Santiago -con viaje a Pascua incluido- conseguí marchar. Aunque insisto: me habría quedado un tiempo más. Pero hay que de seguir.
Desde un piso 21
6 comentarios:
Y cuando piensa el señorito volver a este continente al menos?? :)
Hola, soy el anónimoquesolventóelmisteriosobreloleajede pascua (léase muy rápido). Todavía no sé si llegaste a probar el bife de chorizo en Argentina.
Pues no hay fecha concreta, la verdad. Ya iremos viendo. De momento, si no hay nada que lo impida, la idea es llegar a Colombia, al Caribe! No se cuanto tiempo me llevarà. Llegaré para el 20-N?
Por cierto, curiosa fecha para unas elecciones generales. Tengo mi propia interpretacion, pero me la guardo para el petit comité.
Señor anonimoquesolv..., ya se de sobra quien eres. Pero no lo voy a decir. De todas formas, gracias por solucionarlo. A mi y a todos los que no lo supieran.
Y si, probe el bife de chorizo; y si, efectivamente es lo mas parecido al entrecó. Rico pero eso, lo mas parecido.
Señorito Budy, en el próximo comentario o entrada que hagas me felicitas que ayer fue mi cumpleaños. Ya sé que te acordaste, jejejeje.
Cris
Hola!!! que bueno ver que estas bien ! como anda esa parilla delantera?
el otro dia aqui en el local nos acordamos de ti, cuqando paleta llego de sus vacaciones pregunto por ti.
saludos!
¡Hola Zans! La parrilla delantera anda de lujo. Pero en el Valle de Elqui pinché 7 veces y rompí un radio. Grrrrrrrr.
Ya cambié las cubiertas, compré 20 radios a la medida y le soldé (me soldaron) otras patas para la parrilla trasera. Ah, y ya me llegó el Brooks B17 Imperial. En negro. Precioso.
Acabo de atravesar el altiplano Chile-Argentina y aguantó todo.
Saludos a todo el mundo por ahí. Y meted unos goles por mí el miércoles en la plaza.
Miguel
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